miércoles, 5 de junio de 2019

LA VIRGEN MARÍA SANTÍSIMA DE HUÉPIL



Según cuenta la historia, la Virgen María Santísima de Huépil fue encontrada por un joven de 17 años, llamado Juan Alberto Riquelme Sandoval en 1857. El muchacho trabajaba como inquilino para Don Vicente Pino, encontrándose disponible para las diversas faenas que requiere el campo según la época del año.

En la oportunidad, Juan Riquelme se encontraba limpiando trigo junto a otros campesinos, cuando vio algo que brillaba entre las espigas. Al acercarse con atención, se dio cuenta que había encontrado una cajita de plata. Al abrirla, sus sorpresa fue enorme ya que no había un anillo o un par de aros para agasajar a alguna muchacha como pudo pensar en un primer momento, sino que su hallazgo fue de carácter religioso: en su interior descansaba una medallita ovalada de 5 x 3 cm. donde aparecía la Virgen María con el niño Jesús en sus brazos y junto a ella, dos ángeles custodian sus pies. En el reverso de la medalla, se leen claramente las letras "MA" y se puede ver el dibujo de tres espigas.

Cuenta la historia familiar que “él llevó la medalla a su patrón y le dijo que le pertenecía porque la había encontrado dentro de su tierra. Su patrón le dijo que no, que era algo divino y que si él la había encontrado que se la dejara y que la venerara, que la pusiera en un altar, en algo pequeño y que la diera a conocer, que Dios se la había puesto en su camino”, relató Paz Benítez al diario La Tribuna, hace ya algunos años, siendo ella tataranieta de Juan Riquelme.
La familia de Juan, agradeciendo esta nueva presencia divina en casa, decidió construir un pequeño altar, sin siquiera sospechar lo que vendría después. Gente de los alrededores comenzó a concurrir al altar y, al hacerse cada vez más popular y más concurrida la virgen, hubo que hacer la novena de la Virgen en el patio.

Asimismo, sus feligreses llegaban a retribuir los favores concedidos.

Cabe mencionar que, en aquellos tiempos, le pagaban a la Virgen con monedas de oro y plata, con flores y comida. “Le traían pollos enteros, le pagaban con animales”, relató Paz.

En esos tiempos su abuela Claudina era quien recibía los dineros recaudados por los peregrinos que acudían a visitar a la Virgen. Ello ocasionó que Claudina aceptara y recibiera a muchas personas que vivían en la calle, a quienes atendía con las ofrendas; por lo que en su casa siempre vivió mucha gente, con quienes sintió el compromiso de ayudar por las retribuciones que llegaban a la Virgen.

En ese entonces, esta localidad era puro campo, y según se cuenta, sólo habían tres casas: de la familia de Juan Alberto, de la familia Girichi y de la familia Ganga.

En este nuevo hogar se le construyó un pequeño altar y se le respetó sagradamente sus días de novena, tradición que hasta hoy se conserva.

Con el paso paulatino de los años, Huépil fue creciendo, así como la devoción a la virgen.

Cuando don Juan Alberto Riquelme (quien hizo el afortunado hallazgo) falleció, le heredó esta imagen a su hija, la Señora María Riquelme Henríquez, quién continuo venerando a esta imagen.

Pero la señora María también falleció y la Virgen siguió trascendiendo generaciones, pasando a manos de su hija, la Señora Nuria, quién se preocupa de continuar con la tradición de realizar la novena desde el día 17 al 25 de diciembre, cada año.

Es así, como, hasta el día de hoy, el día 24 de diciembre comienza a llegar gente de diferentes lugares de la zona hasta Huépil para pagar sus mandas y favores. Cabe mencionar que Huépil está rodeada de varios pueblos. Quienes viajan a visitar a la Virgen llegan a pie y a caballo y son oriundos de localidades como Yungay, Pemuco, Antuco, Chillán, del Carmen, Cabrero, Campanario y lugares aledaños; también, provienen de Santiago y Antofagasta.

Esta es toda una fiesta para el pueblo, que no solo está marcada por la devoción, sino que también se transforma en un lugar de encuentro y en un importante evento cultural del tipo "feria costumbrista", con muchísimos puestos que llegan de todas partes de la región.

A estas alturas de la historia de mundo, son cerca de 10 mil las personas que peregrinan, año a año hasta Huépil. 5.000 lo hacen en vísperas de navidad.

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